vendredi 7 mars 2008

Las perturbaciones Simbiòticas y Desarrollo Personal


Dos dinámicas esenciales
Existe en cada ser humano desde la concepción, dos dinámicas esenciales, una de ellas esta basada en el principio de pertenencia y la otra en el principio individual de realización.

1. El principio sistémico de pertenencia: Se caracteriza por la dinámica relacional afectiva y calurosa , vínculos de parentesco.
2. El principio individual de realización: Se caracteriza por una dinámica de crecimiento evolutivo personal hacia la autonomía y la libertad.
sas dos dinámicas biológicas se manifiestan en el vientre materno, la primera por el estado simbiótico entre el feto o embrión y su madre.
La segunda por el crecimiento continuo y la superación de las etapas.
Cuando una de esas dos dinámicas han llegado a término de sus potencialidades intrauterinas. El niño, nace, y pasa de la etapa “anfibia” a una nueva fase “aerobia”, esas dos dinámicas generan una metamorfosis: el estado simbiótico se transforma en relacional y el crecimiento y desarrollo en evolución autónoma. Al mismo tiempo que hay un proceso biológico hay también un proceso Psico-biológico (sin contar el impacto psicológico de las influencias prenatales).

Tensión entre necesidad de pertenencia y deseo de libertad

Surge una tensión entre el principio sistémico de pertenencia y el principio individual de realización, es decir entre el deseo de relación y de proximidad por una parte y el deseo de autonomía y de libertad por otra.
Cada uno vive esa tensión de un modo más o menos conflictiva, de una manera armoniosa o dolorosa. Así pues el niño para continuar a pertenecer a su madre, su padre, a su familia o medio natural, tiene que hacer numerosas concesiones, su crecimiento y desarrollo va estar condicionado y a menudo reprimido. Pero como la necesidad de libertad y autonomía no puede ser reprimida, éste manifiesta durante la infancia periodos rebeldes, como las rabietas del lactante, las crisis de la adolescencia y de la edad adulta, y en las etapas importantes de la vida, los momentos de reflexión y toma de conciencia. La mayor parte de las veces, los periodos cruciales ceden a periodos de adaptación. Cuando ese periodo de ajuste no se hace, o si se realiza es de un modo doloroso, origina dificultades psicológicas, relacionales, sociales o profesionales, así como patologías físicas y psicosomáticas. A menudo, eso es un signo que nos revela un problema sistémico, al que llamamos”perturbación simbiótica”.

Los efectos

Este trastorno sistémico, inconsciente la mayor parte del tiempo, está presente en todos los individuos, pero no necesita tratamiento que cuando conlleva dificultades patológicas. Es igualmente la base de las tres emociones negativas primarias. El miedo, la ira, y la tristeza, de ellas derivan los comportamientos de fuga, violencia, o depresión, todas ellas dificultades a la adaptación.
Es posible tratar esos trastornos, con los métodos clásicos de la medicina y de la psicología. Pero nosotros pensamos que esos medios, aunque tengan su valor y sean eficaces, no podrán responder a la problemática de fondo, que es sistémica.
Nosotros utilizamos las constelaciones familiares o estructurales y las “representaciones eufònicas orientadas”.

Las dos causas mayores
Desde el punto de vista sistémico, nos limitamos en este artículo, a la descripción de las dos causas mayores y de las dos causas secundarias de la perturbación simbiótica.
1. Primera perturbación simbiótica mayor
Ligada a la protección excesiva del padre o de la madre, que uno u el otro interfieren en el espacio de libertad del niño, impidiéndole de desarrollar su dinámica hacia su autonomía
2. Segunda perturbación simbiótica mayor
Ligada a la ausencia o a la inaccesibilidad de uno de los padres ). Por ejemplo, un padre o madre demasiado ocupado o preocupado por su vida profesional: el niño no puede vivir en armonía el principio de pertenencia, ni tampoco puede desarrollar la dinámica relacional.
En ambos casos, el niño no puede encontrar el equilibrio ni interiormente ni exteriormente en la familia, y más tarde en la sociedad o profesión.
Las dos causas secundarias
1. Primera perturbación simbiótica secundaria:
Está ligada a la desaparición de un miembro de la familia, un hermano muerto prematuramente, un aborto o una interrupción voluntaria del embarazo. En todo caso, el niño no se autoriza a vivir verdaderamente su vida.
2. Segunda perturbación simbiótica
Esta ligada a los abusos y a la violencia, ejercido por uno de los padres o por los dos. El conflicto interior del niño le impide actuar exteriormente por temor a perder la relación con el padre violento.

Las estrategias inconscientes
La estrategia del niño para reconciliarse con las dos dinámicas perturbadas y las soluciones sistémicas.

1. padres posesivos o demasiado protectores.
Primeramente hay que señalar que ese trastorno paternal, es debido a un problema relacional de su padre con su propio progenitor. De manera compensatoria esta relación se acentúa con su hijo : podemos decir que se trata de una compensación seudo-afectiva freudiana . El niño está parcialmente identificado al padre de su padre (el abuelo) .

La súper-focalización del padre sobre el hijo, conduce a éste último a exagerar el “aprendizaje-imitación” : es como si observara el mundo a través la mirada de su padre, con el que está parcialmente identificado. El niño adopta una estrategia doble de identificación parcial.
El tratamiento sistémico de constelación familiar y de representaciones eufónicas, pondrá en evidencia esas dos identificaciones parciales y lo resolverá. Habitualmente ese proceso de desidentificación no será suficiente; debemos considerar que el niño, identificándose parcialmente a su padre, ha perdido una parte de su propia energía psíquica de autonomía, que es como si estuviera retenida en el “alma del padre”. Es necesario de recuperar esa energía de autonomía del padre al hijo.
Es posible, que el hijo en su amor incondicional hacia su padre y su sensación de poder, cargue con el peso del padre. Esta situación merece ser tratada, devolviendo la carga a su padre, para así dejar de identificarse y recuperar la energía de autonomía.

2. El caso de padre ausente o inaccesible
Percibiendo que la energía vinculada al padre va dirigida hacia sus preocupaciones u ocupaciones profesionales…( que nosotros consideramos como un sucedáneo de la relación insatisfecha de su padre con uno de sus ascendientes) el niño se identifica inconscientemente al objeto de focalización del padre.
Las técnicas sistémicas de desidentificación serán semejantes a las utilizadas por el padre super-protector. Es lo mismo para el caso en que el niño lleva el peso del padre.
Aquí podemos ver como de generación en generación el mal se perpetúa.

Las dos perturbaciones simbióticas secundarias

1.El caso de muerte prematura de un hermano:
Se trata de resolver la identificación parcial al hermano o hermana difuntos, “devolviéndoles su carga”, mostrando agradecimiento, con el fin que la “simbiosis de identificación” pueda resolverse para establecer un nuevo vínculo armonioso.

2. El caso del padre abusivo
Sabemos que la identificación del niño con el padre, corre riesgo de que el niño repita el esquema del comportamiento abusivo o violento. El proceso de “desidentificación” debe ser acompañado de expresión y gestos de rabia no hacia su padre, sino hacia el representante de la violencia y abusos.
De la perturbación simbiótica a la realización del ser

Es necesario que el individuo haya resuelto sus perturbaciones simbióticas para poder encontrar un equilibrio psicológico interior, y socio relacional (exterior) y eventualmente interrogarse sobre las cuestiones básicas de la existencia. Quizás con un poco de suerte puede encontrar las verdaderas respuestas a las preguntas existenciales de ¿quien soy? ¿A dónde voy? Y ¿Cuál es el sentido de la vida?.
Libre de las ataduras que le aprisionan, que no le pertenecen, de todas las identificaciones y fragmentaciones de la personalidad, puede comenzar la búsqueda hacia su verdadero ser, según la teoría de individualización de Jung.
Eso responde al principio biológico de crecimiento, de evolución personal y de autonomía que culmina con la realización espiritual del ser. Es la respuesta a la pregunta “¿quien soy? “
La respuesta a ¿el sentido de mi vida? Se encuentra en la realización del principio sistémico de pertenencia, ligado a la mecánica de la relación y de la proximidad; en efecto, mi vida no puede tener sentido que si el “fragmento” de vida que yo soy, encuentra una relación con
Los otros, en una acción encaminada al servicio de la sociedad y del mundo. La necesidad de estar vinculados está trascendida por la percepción de pertenencia, incluyendo todos y todo en el campo universal del ser. Esta percepción existencial culmina con un sentimiento de unidad original. ♦

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